La golondrina sale volando ciega por la ventana de mi alma, después de verte desnuda, acostada y sudada de fuera adentro, que pareces de cristal mojada. Observo a mi locura lamer tus piernas y esas caderas, la humedad de tu vagina, sonámbulas de tu hermosura, recorres la habitación goteando todo, como un rayo de sol en el estero te seco con suavidad frente al espejo y siento en mi lengua. un regusto a caramelo que deseo.
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